jueves, 10 de junio de 2010

Pinceladas Biográficas.


De una distinguida familia mazatleca -el menor de cinco hijos- nace en el Distrito Federal un 6 de Abril .
"Era técnicamente imposible que naciera" -dice Miguel-. " Mi familia -de entonces cuatro hijos- ya estaba prácticamente completa”. Sin embargo, su madre descubre que está embarazada, con un alto riesgo y decide sin más, hacer todo lo posible para que se logre su embarazo.
Al ver tal decisión, su padre decide enviarla a la Ciudad de México para que fuera atendida lo mejor posible, según los avances de la época. Era el año de 1934…
Su madre, una maravillosa mujer -sensible, piadosa, culta y educada-, fue desde mi punto de vista una pieza clave en el desarrollo de sus vocaciones, tanto la religiosa como la artística. Siempre preocupada por los menos afortunados, parte de su tiempo lo dedicaba al trabajo comunitario, por lo que era conocida y querida en su ciudad.
Los López Urbina, eran una familia de artistas. Su tío-abuelo fue el gran poeta y escritor Luis G. Urbina.  Una de sus tías, pianista consumada, era especialista en interpretar a Chopin. Muchas noches, de pequeño, Miguel se dormía escuchándola.
Vivía rodeado de un ambiente  de arte, libros y cultura. Inclusive comenzó a aprender alemán, con una vecina amiga de su mamá.
La casa familiar se encontraba muy cerca de la playa, en Mazatlán; muchas tardes el pequeño Miguel acudía a observar el atardecer y la puesta de sol. Disfrutaba tanto del espectáculo, que en varias ocasiones olvidó donde había dejado los zapatos y regresaba a casa sin ellos. Su mamá no lo castigaba, siempre y cuando le describiera cómo había sido "ese" atardecer, ya que ninguno era igual a otro...
A edad temprana quedó huérfano de padre, al fallecer en un accidente automovilístico. Su hermano Benjamín tomó las riendas del negocio familiar y quedó a cargo de la familia, convirtiéndose en una figura paterna para Miguel.
Su familia se preocupó porque su educación académica fuera muy buena. Siempre en escuelas prestigiosas, como la Universidad Militar Latinoamericana. Muchas de las experiencias vividas en esta etapa, le dejaron una profunda huella, que posteriormente inspiraría fragmentos de algunos de sus libros.
En  la época de la adolescencia asistía a clases de pintura, durante los veranos. El pintor y escultor comenzó a revelarse desde entonces...
Terminada la educación media superior, decide estudiar medicina, para lo cual se traslada a la ciudad de Guadalajara. Su interés era convertirse en cirujano plástico.
El futuro del joven Miguel -talentoso, alegre, carismático, con una bella novia- parecía decidido y muy semejante al de otros jóvenes de su edad.
Sin embargo, ya para terminar sus estudios de medicina, conoce "por casualidad", a un sacerdote jesuita de quien se hace amigo y por quién tiene la oportunidad de asomarse a la vida religiosa de la Compañía de Jesús.
Me sorprenden y emocionan los caminos del Señor; como silenciosamente va preparando desde la niñez las vivencias que transforman el espíritu y que ayudan a que uno sea lo que tiene que ser. Como se cambia un estilo de vida cómodo, y un camino "casi hecho", para ganar un "hombre de Dios".
No me imagino que tan fácil o tan difícil puede ser tomar la decisión de dejarlo todo, para seguir al Señor; nunca se lo he preguntado a Miguel. Pero en su caso, presiento que fue algo natural, "el siguiente paso".
Sus amigos de aquel tiempo, no pensaban que iba a durar en el Seminario. De hecho, como despedida, le organizaron una animada fiesta en la playa: -"va a regresar"-, creían algunos.
Pero no fue así...
Los años de formación fueron intensos, algunas veces difíciles, pero como se puede entrever en sus libros, de un gran crecimiento espiritual y una gran vida interior. Creo que lo más complicado fue el seguir desarrollando al artista en el Seminario. Era muy poco el tiempo que le quedaba para escribir. Tenía que aprovecharlo al máximo. Como alguna vez me comentó, jamás ha sentido como otros artistas, la "angustia" del lienzo o el papel en blanco. En su "pantalla mental" siempre imaginaba las escenas de sus libros, como si grabara una película: los diálogos, el escenario, los personajes y llegaba a plasmarlas al papel. Así también visualizaba sus cuadros: las formas, los colores; era ya un proyecto terminado cuando llegaba al lienzo a pintar.
Desafortunadamente, fueron pocos los maestros que lo alentaron en su desarrollo artístico.


















 

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